Otras técnicas cognitivas y conductuales
Ya han sido presentadas diversas técnicas
cognitivas y conductuales, entre las cuales se cuentan el cuestionamiento
socrático, la dramatización racional –emocional, los formularios de creencias
centrales, el uso de las imágenes mentales y el listado de ventajas y
desventajas de una creencia. En este capítulo se describen otras técnicas
igualmente importantes, de índole tanto cognitiva como conductual.
Las técnicas que se describen en
este capítulo, al igual que el resto de las técnicas usadas por la terapia
cognitiva, tienen por objeto influir sobre
el pensamiento, el comportamiento y el estado de ánimo del paciente
Resolución de problemas
Junto con los problemas
psicológicos o además de ellos, los pacientes tienen problemas en la vida real.
El terapeuta indaga acerca de esos problemas en la primera sesión y redacta una
lista o los traduce en objetivos positivos. En cada sesión, alienta al paciente
para que incluya en el plan los problemas que han surgido durante la semana o
problemas que supone pueden producirse en las semanas por venir. Si bien es
posible que al comienzo el terapeuta desempeñe un papel más activo en cuanto a
la búsqueda de soluciones en las primeras etapas del tratamiento, a medida que
transcurren las sesiones alienta al paciente para que sea más activo en la
resolución de problemas.
Toma de decisiones
Muchos pacientes experimentan dificultades
para tomar decisiones. El terapeuta, en esos casos, pide al paciente que
confeccione una lista de las ventajas y desventajas de cada una de las
elecciones posibles y lo ayuda a evaluar cada ítem y a llegar a la conclusión
de cuál es la opción más conveniente.
Al final de la conversación, el
terapeuta trata de alentar a la paciente para que vuelva a usar esta técnica.
Experimentos conductuales
Los experimentos conductuales
comprueban directamente la validez de los pensamientos o las presunciones de la
paciente y son una importante técnica de evaluación, ya sea que se la utilice
sola o acompañada del cuestionamiento socrático. Estos experimentos se pueden
realizar dentro o fuera del consultorio.
Muchas tareas para el hogar
también implican experimentos conductuales que el terapeuta ayuda a organizar:
1. El
paciente expresa una predicción negativa y el terapeuta le propone evaluarla
durante la semana
2. En
conjunto, deciden como, cuando y donde efectuara el paciente la comprobación. Si
es necesario, el terapeuta sugiere cambios para aumentar la probabilidad de
éxito.
3. El
terapeuta pregunta al paciente cómo será su reacción en caso de que el
experimento confirme sus temores, para poder diseñar de antemano una respuesta.
Cuando se los organiza
apropiadamente, los experimentos conductuales pueden convertirse en una
poderosa herramienta de cambios cognitivos y emocionales
Control y programación de las actividades
Un cuadro de actividades es
sencillamente una tarjeta en la que se encuentran consignados los días de la
semana en la parte superior y, sobre la izquierda, de arriba hacia abajo,
aparecen las horas del día.
El terapeuta puede pedir, en
primer lugar, a un paciente que controle sus actividades y recopile datos
relevantes. Como sucede con cualquier tarea, el profesional inicialmente da una
explicación, se asegura de que el paciente comprenda y este de acuerdo, para
luego comenzar la tarea en la sesión y controlar los obstáculos que pueden
surgir.
Revisión del cuadro de actividades (la semana siguiente)
El terapeuta y el paciente
revisan juntos el cuadro de actividades, buscando modelos de funcionamiento y
extrayendo conclusiones.
1. ¿Qué
actividades ocupan demasiado espacio, impidiendo una vida equilibrada? ¿Cuáles
están relegadas?¿Dedica la paciente un tiempo razonable a las actividades
relacionadas con el trabajo/estudio, la familia, los amigos, la diversión, el
cuidado del cuerpo (p. ej. El ejercicio), la atención de la casa, su desarrollo
espiritual y cultural y su yo intelectual?
2. ¿Cuáles
son las actividades de las que obtiene mayor satisfacción o placer? ¿Debería
aumentar la frecuencia de estas actividades?
3. ¿Qué
actividades le proporcionan menor satisfacción o placer? ¿Son esas actividades
intrínsecamente disfóricas (p. ej. Dar vueltas en la cama) y por lo tato sería
bueno reducirlas? O ¿Acaso la paciente se encuentra disfórica durante las
actividades potencialmente gratificantes, debido a sus pensamientos automáticos
durante esas actividades? En este último caso, el terapeuta en lugar de
recomendar una reducción de la actividad, debe apuntar a las cogniciones
disfuncionales.
Cuando revisan el control de
actividades, el terapeuta esta ateto para detectar la aparición de pensamientos
automáticos perturbadores que pueden haber interferido con el placer o los
logros de la paciente. Si los puntajes hubiesen sido más bajos de lo previsible
para una actividad dada, el terapeuta habría indagado acerca de los
pensamientos automáticos de la paciente en ese momento.
El terapeuta se vale del cuadro
de actividades para identificar situaciones en las cuales los pensamientos
automáticos han interferido con el placer y el buen desempeño.
Evaluar los estados de ánimo utilizando el cuadro de actividades
A algunos pacientes les resulta
útil usar el cuadro de actividades para investigar la aparición de algún estado
de ánimo específico. Por ejemplo, un paciente con un trastorno de ansiedad
puede completar el cuadro consignando las actividades y asignándoles un nivel
de ansiedad del 0 al 10.
Programar actividades
El mismo cuadro se puede utilizar
para programar actividades. En lugar de controlar las que realizara durante la
semana, el paciente planifica y escribe las actividades para la semana
siguiente, incluyendo algunas muy placenteras (especialmente en el caso de
paciente depresivos), tareas por realizar, eventos sociales, tareas de la
terapia, actividad física u otras que eran evitadas anteriormente. El terapeuta
puede preguntar al paciente si desea realizar paralelamente un cuadro que
incluya todas las actividades o si quiere limitarse a consignar las que ya ha
planeado.
Si lo considera útil, el
profesional puede pedir al paciente que prediga en un cuadro los niveles de
satisfacción y placer o los estados de ánimo y que, en otro, consigne los
verdaderos resultados obtenidos.
Distracción y refocalización
Es mejor que el paciente evalúe
su pensamiento automático en el momento en que este se produce y que pueda
modificar allí mismo su pensamiento. Sin embargo, en muchas situaciones esta
estrategia no es posible y se indica refocalizar la atención, distraerse o leer
una tarjeta de apoyo.
Refocalizar la atención es
particularmente útil en aquellos casos en los cuales se necesita concentración para
la tarea que se está llevando a cabo, para continuar una conversación o para
conducir. El terapeuta enseña al paciente a concentrarse en la tarea inmediata,
presentando atención deliberadamente al informe que está escribiendo, a lo que está
diciendo su interlocutor o a la ruta que tiene por delante. El profesional
ensaya la estrategia con el paciente, tratando de averiguar cuáles han sido los
recursos que mejor le han servido para reenfocarse en el pasado o como piensa
que puede lograrlo en futuro.
Relajación
Muchos pacientes se benefician
con las técnicas de relajación, que se describen detalladamente en otras obras.
Como ocurre con otras técnicas que se describen en este libro. Los ejercicios
de relajación se deben enseñar y practicar en la sesión, porque allí se pueden
resolver problemas y se puede evaluar su eficacia.
Tarjetas de apoyo
Las tarjetas de apoyo son
habitualmente ficha de ocho centímetros por doce, que el paciente tiene a mano
(generalmente en la gaveta del escritorio, el monedero o pegadas en el espejo
del baño, el refrigerador o la guantera del auto). Se lo alienta a que las lea sistemáticamente
(p. ej., tres veces al día) y además, cuando crea que las necesite. Estas tarjetas
pueden tener distintos formatos, tres de los cuales se describen a continuación:
un pensamiento automático clave o una creencia escrito en el anverso y la
respuesta adaptativa en el reverso, el diseño de algunas estrategias
conductuales destinadas a situaciones problemáticas específicas e instrucciones
para activar al paciente.
Tarjeta de apoyo 1: Pensamiento automático – Respuesta adaptativa
Cuando un paciente no puede
evaluar los pensamientos automáticos perturbadores y la distracción o centrarse
en otro tema no adecuado, puede leer una tarjeta de apoyo que ha preparado
junto con el terapeuta anticipadamente. Es bueno que el paciente lea la tarjeta
periódicamente para que la pueda integrar a su pensamiento.
Tarjeta de apoyo 2: Estrategias de apoyo
Una segunda clase de tarjeta de
apoyo enumera las técnicas que el paciente puede utilizar cuando se encuentra
en una situación difícil. El terapeuta y el paciente redactan esta tarjeta en colaboración,
para que el paciente recuerde las estrategias analizadas en la sesión.
Tarjeta de apoyo 3: Instrucciones para activar al paciente
Cuando un paciente no se siente
motivado, se puede usar una tarjeta de apoyo como ayuda para que se active.
Esta tarjeta también la redactan en colaboración el profesional y el paciente.
Exposición gradual
Para alcanzar un objetivo, habitualmente
hay que cumplir una serie de pasos. Muchas veces, cuando los pacientes se dan
cuenta de lo lejos que están de un objetivo, se sienten abrumados y no se
pueden concentrar en la etapa que están atravesando. Un gráfico de los pasos a
seguir, a menudo, alienta al paciente.
Dramatizaciones
Las dramatizaciones pueden
utilizarse con muchas finalidades diferentes. A lo largo de todo este volumen
se consignan ejemplos de dramatizaciones, entre las cuales se incluyen las
destinadas a descubrir pensamientos automáticos, las que tienen como finalidad
el desarrollo de una respuesta racional y las que sirven para modificar
creencias centrales e intermedias. La dramatización también se aplica para el
aprendizaje y la práctica de las habilidades sociales.
Algunos pacientes tienen
habilidades sociales deficientes o solo saben desempeñarse en un estilo de comunicación,
pero carecen de la capacidad para adaptarse a otros estilos cuando es
necesario.
Uso de la técnica del “pastel”
A menudo es útil para los
pacientes ver sus ideas expresadas en forma de gráfico, un cuadro en forma de
pastel se puede usar de muchas maneras, por ejemplo, para ayudar al paciente a
establecer objetivos o a determinar responsabilidades relativas a una situación.
Establecer objetivos
Cuando un paciente tiene
dificultades para especificar sus problemas y los cambios que desea hacer en su
vida o cuando no tiene coincidencia de lo desequilibrada que es su existencia,
se puede beneficiar con una representación gráfica de su uso real de tiempo
versus el uso ideal que se plantea.
Análisis de la contribución de diversos factores sobre los resultados negativos
El uso de los gráficos de pastel también
puede permitir a un paciente observar gráficamente las posibles causas de un
determinado resultado
Comparaciones funcionales del yo y listados de afirmaciones personales
Los pacientes con trastornos psiquiátricos
tienden a procesar la información negativamente, en especial cuando se trata de
evaluaciones de sí mismos. Tienen una inclinación a captar los datos negativos
y a dejar de lado, desvalorizar o hasta olvidar las informaciones positivas. Además
suelen utilizar un par de comparaciones disfuncionales: se comparan con ellos
mismos antes del comienzo de la enfermedad o se comparan con otros que tienen
trastornos psiquiátricos. Esta tendencia negativa de la atención tiende a
mantener o acrecentar la disforia.
Modificar la comparación con uno mismo
En la siguiente transcripción, el
terapeuta ayuda a la paciente a darse cuenta de que su atención negativa
selectiva y las comparaciones que ella establece son disfuncionales. Luego le
enseña a formular comparaciones más funcionales y a mantener una afirmación personal.
Listado de afirmaciones personales
Las afirmaciones personales son
simples listas diarias de las cosas positivas que el paciente esta haciendo o ítems
por los cuales se merece crédito.
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